El pasado domingo Eduardo Punset entrevistó a Gary Marcus en un programa de la serie Redes, titulado El cerebro es una chapuza. Entre otras reflexiones acerca de la imperfección del cerebro, se trató el tema de los problemas de comunicación por limitaciones propias del lenguaje al final del programa. Para ello se aludió a la cuestión de la ambigüedad.
La ambigüedad lingüística puede tener su origen en estructuras sintácticas que admiten más de un agrupamiento de sus elementos para formar sintagmas, así como en cuestiones de otro tipo, generalmente semánticas, a menudo relacionadas con la polisemia o la homonimia. La reducción de fonemas en el habla de una comunidad determinada puede aumentar considerablemente el número de términos homófonos, aumentando con ello la necesidad de contexto para entender qué se quiere realmente decir.
He aquí un ejemplo de situación cómica que basa su componente humorístico en malentendidos provocados por variantes fonéticas entre hablantes de la misma lengua:
La ambigüedad lingüística puede tener su origen en estructuras sintácticas que admiten más de un agrupamiento de sus elementos para formar sintagmas, así como en cuestiones de otro tipo, generalmente semánticas, a menudo relacionadas con la polisemia o la homonimia. La reducción de fonemas en el habla de una comunidad determinada puede aumentar considerablemente el número de términos homófonos, aumentando con ello la necesidad de contexto para entender qué se quiere realmente decir.
He aquí un ejemplo de situación cómica que basa su componente humorístico en malentendidos provocados por variantes fonéticas entre hablantes de la misma lengua:
A quien le interese la teoría del cerebro de Gary Marcus, aquí comentaba yo algunos aspectos:
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