El biólogo danés Kaj Sand-Jensen ha proporcionado una posible respuesta para el que bien puede ser uno de los grandes enigmas de la ciencia moderna, junto con el motivo de la desaparición de los dinosaurios: la razón por la que muchos de los ensayos escritos por los académicos de nuestra era son prácticamente incomprensibles.
Sand-Jensen, profesor de biología en la Universidad de Copenhage, ha resuelto este misterio popular analizando la prosa de sus colegas y aislando sus fallos estilísticos. En un artículo publicado por la revista ecológica Oikos, Sand-Jensen señala los rasgos que vuelven aburridos este tipo de ensayos y las razones para que sean así, la primera de las cuales es desviar la atención de ellos mismos: “Estas tácticas evitan que el lector tenga una idea clara de cuál es el objetivo del ensayo y de la dirección que sigue su línea de pensamiento, permitiendo, al mismo tiempo, al autor ocultar su ausencia de ideas originales”, dice Sand-Jensen.
Albert H. Teich, director de la Academia Americana para el Progreso de la Ciencia, considera que la capacidad para aburrir es una adaptación evolutiva para la auto-preservación. “Si tu artículo es aburrido nadie lo lee, y si nadie lo lee no puede ser criticado o rebatido, pero a pesar de todo, una vez que ha sido publicado, puede figurar en tu CV. Y cuanto más larga es tu lista de publicaciones, más oportunidades se te presentan”, dice Teich.
Sin comentarios.
http://www2.canada.com/edmontonjournal/news/story.html?id=b388d72a-954c-4c09-b595-3f36544758b4&p=1
Esto me hace recordar unos cuantos manuales y ensayos estudiados en los últimos años. Todavía me acuerdo de ciertos temas de Lingüística de Primero o de los escritos de autores como Julia Kristeva, entre otros, la oscuridad en que me parecía percibir ideas que no podían ser imposibles de descifrar aunque eso fuera lo que me ocurría.
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